Tiene su encanto

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Lo admito. Peñasco ha sufrido de golpe sus altibajos. A mucha gente espanta y sale corriendo, volviendo este lugar de pronto aún más desértico.

Pero fue tan solo un instante. Como una gran amiga me dijo una vez acabada yo de llegar a este lugar: "Do not drink Peñasco's water or you will stay here for ever". En efecto, la gente vuelve, incluso yo, ya me quedé aqui arraigada, esperando, como su nombre sugiere, que repunte.

Tímida las personas se dejan ver, a pesar de las crisis, o de las alertas sanitarias o de seguridad, que dicho sea de paso, parece que Peñasco vive luego en una burbuja aparte.

La pregunta que me viene a la mente es y ¿por qué?. Bueno la respuesta es simple.
Sus playas, su belleza exótica se podría decir. En un solo municipio tenemos al menos como cuatro diferentes playas. Unas com mas rocas, otras con arenas mas finas y otras mas despejadas, pero todas ellas tranquilas, puras y naturales.

El cielo siempre azul y el disco solar siempre optimista brillando en lo alto junto con unos atardeceres dignos de postales.

Tal vez uno no encuentre la ajetreada vida citadina junto con todas sus comodidades, pero se tiene lo básico; un estilo de vida por demás tranquilo y alagadoramente rejuvenecedor, claro sin aventarse las horas al sol. Curiosamente este tranquilo espacio, cerca de todo pero junto a nada, tiene la facultad de transminar el estres.
Obvio, si existe y uno lo sufre, pero con solo una cariñosa bofetada de su olor a puerto, o algunos tragos viendo una puesta de sol, parece llevárselo sin esfuerzo.

Dicen que el verde es vida, pero aqui el azul le gana. Ese mar tranquilo de color intenso, se antoja refrescante e invita al chapuzón ¿qué no? o diganme quien se ha resistido a sus encantos pasando de largo sin decir siquiera "me gustaria aventarme" o " deberíamos ir a nadar".

Peñasco es como sus mareas, suban y bajan drásticamente, intensificándose según las fases lunares. Unos nos muetran el lado refrescante, tonificante y de bonanza y en otras ocasiones nos muestra las rocas de las que debemos cuidarnos a la vez que hacemos el esfuerzo de caminar un poco más para alcanzar las escurridizas olas. Pero si se mira de cerca se puede ver aquellos detalles simpáticos que no se ven con el agua hasta el tope.

Tal vez las diversiones son pocas comparado con lo que estamos "acostumbrados" o hemos visto en otros lugares.

Pero cuantos de estos pueden presumir de poder caminar en la playa sin aglomeraciones, o contaminacion terrible, o tomar un café o cocktail tranquilamente mientras se ve al mar y sus puestas de sol. Caminar en el pequeño malecón mientras las insolentes gaviotas te roban tu postre. Hablando de lo básico claro está.

No lo niegen, por mucha Bonafont, Electropura o Nestlé que beban, han tomado por lo menos un sorbo de su agua y no pueden dejar de admitir, que tiene su encanto y que hipnotiza.

Moka.
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