Este bar rolling fue de más sencillo y nada pretencioso, pues después de sufir los embistes de una inundación misteriosa en mi casa, que nada más había agua pero no encontrábamos de donde provenía (estábamos a punto de llamar al Vaticano para que lo considerara un manto acuífero sagrado), decidimos simplemente irnos a tomar unas cervecitas y relajarnos.Obvio fuimos al Around the Corner...
En nuestro camino, pasamos por la calle Sinaloa y el Capone´s estaba cerrado, al igual que el Bumayé y el Sapporo. Increible, fin de semana y estaban cerrados. Ya ni de por "si se me antojaba".
Llegamos y había gente, música electrónica, que a lo largo de la noche se fue distorsionándose extrañamente hasta convertirse en banda y ska (¿?).
Pedimos nuestros respectivos tragos y nos pusimos a platicar en la terraza. Se sintió el relax tomar control del cuerpo. Lo mejor es que ya en la noche, no sé si han notado, que incluso esta fresco el ambiente, bastante agradable. No anda uno ahí sufriendo con calores sofocantes y húmedos como en sauna.
Al parecer el cambio climático nos está haciendo un favor.
Entonces salió Travis, el bartender-showman con unos palitos fosforescentes amarrados a unos hilos (ya no con fuego) y se puso a darle, cuando se me antojó a mi también.
Recordé mis días universitarios que intentaban enseñarnos en la horas osciosas entre clase y clase y se me hizo fácil. Lo malo es que en aquel tiempo me quemé el pantalón y el pelo, ahora con palitos brillosos, no iba yo a correr esos peligros. No pantalones deshilachados, no cabello largo y pintado, y no llamas, era un "win win situation" que no podía dejar pasar.
Entonces lo intenté. Como loca yo un rato ahí les estuve dando vueltas y entre golpe y golpe me salieron unas que otras monerías. De frente, de ladito, arriba, hasta que en una de esas una salió volando a quien sabe donde (con miedo de haber descalabrado a alguien) y ya, me estuve en paz y me regresé a platicar. Al día siguiente con sendos moretones en todos lados. Esas cosas pegan duro.
La gente llegaba y se iba como olas de mar, unos se quedaban otros regresaban. Es un buen lugar para cotorrear y si quieres bailar pues, espacio hay, hasta tubo tienen (supongo que por aquello que dicen que todas tenemos una teibolera dentro, pues no quieren dejar pasar la ocasión en que esta aflore). Claro, eso no me lo enseñaron en la Uni, así que mejor dejo ese departamento a los expertos y me dedico a bailar como posesa en mi casa, donde nadie me ve.
Y así, hasta que cerraron con música de banda "Aca entre nos"... y quedaron de nuevo ir el lunes a pescar. ¡Vaya cosas!
Bar Roller: Emanuel a.k.a Tomate
Consejo: Si toma, no maneje ¡ahaaaaaa!
