En Liverpool, hace alrededor de un mes, Ken Stanborough de 47 años tira sin querer el IPod de su hija Ellie de 11 años.
Este empezó a hacer un sonido siseante y muy extraño. Lo levantó y acto seguido se puso increiblemente caliente , incluso creyó haber visto que le salía vapor. Entonces lo lanzó por la puerta trasera y como a los 30 segundos se escuchó un gran "¡POOM!", mucho humo y el aparato había despegado del suelo por alrededor de tres metros. Toda una arma mortal.
El asunto no para ahi. Obvio el señor va a pedir una devolución y tuvo que pasar por toda la burocracia pertinente. Hasta que al fin pudo hablar con un directivo de Apple, que le mando una carta un tanto perturbadora.
En ella decía (a grosso modo) que negaba la responsabilidad de lo ocurrido, pero que le ofrecía un reembolso, u otro aparato (¿?). En caso de aceptar el dinero tendría que firmar un acuerdo de que no hablaría jamás del asunto, y en caso de hacer mención alguna habría consecuencias legales en su contra.
Era obvio que el buen señor se negó a firmarla (si no, ni nos habríamos enterado de este hecho), aparte de denunciar que lo que quería y le ofrecían era un reembolso (162 libras), sin compensación alguna, ni dos por uno, descuentos. NADA.
Al parecer se ha convertido "en una arma de destrucción + i.v.a." (un comentario por la web que me encantó), pues a raíz de esto, salieron algúnas tímidas voces alrededor del mundo comentando situaciones similares, incluso de gente que termino quemada.
Ahora ya saben, en cualquier asalto o situación peligrosa " ATRÁS...TENGO UN IPOD Y SÉ COMO USARLO", lo avientan y corren como el demonio.
